Prólogo
Toda historia puede ser contada de diferentes maneras, todo depende de quién es el narrador; para unos puede empezar con un día claro y soleado y terminar en una tormenta precipitada, para otros la tormenta puede convertirse en una suave noche de música a la luz de la luna. Cada quien tiene su propio rol, experimenta sus propios sentimientos y emociones y piensa las cosas desde su propia perspectiva, porque, la vida es así, un sin fin de posibilidades. Así es la siguiente historia, se cuenta desde el punto de vista de nuestros 3 personajes.
Mujer 1
Cierro la puerta de la oficina y doy la vuelta, ahí está ella despidiéndose de sus compañeras de trabajo. Qué suerte la mía, encontrarla a esta hora; me mira molesta, típico, yo no sabía de su existencia pero ella me conocía a la perfección, le caigo mal y ni si quiera entiendo por qué, nunca hemos cruzado más que un «buenas noches«.
Pulso el botón del ascensor, finjo revisar mi celular mientras espero, por fin la puerta se abre, por fortuna ella se queda aún conversando con su compañera, se cierran las puertas y respiro tranquila, otro encuentro con ella en el ascensor me sería de lo más incómodo. Salgo del edificio después de desearle linda noche a los vigilantes, y ahí está el carro azul, ese carro en el que tantas veces pasee, ese carro que nos llevó a la playa, al cine, a tantos lugares, el mismo que se estacionaba frente a mi departamento cada noche.
Mis nervios van en aumento, he pensado en él los últimos días, tal vez desde que mi hermano se fue de viaje nuevamente y me quedé sola; mi corazón late a prisa, puede ser un momento decisivo en mi vida; me he preguntado muchas veces si podría regresar a él… sin poder controlar mis impulsivos actos me acerco a la ventana del copiloto, está abierta.
– Tienes 30 segundos para decidir, ¿la esperas a ella o te vas conmigo? –le pregunto nerviosa mientras analizo su sorprendido rostro, ¡a que ésta no te la esperabas!, maldita sea mi boca… él y su silencio– 20, 19, 18… ella ¿cierto?, bien –continúo decepcionada antes de incorporarme a mi altura natural.
Mujer 2
Termino el tedioso día de trabajo y solamente puedo pensar en la persona que espera abajo por mí, me pregunto si hoy por fin se decidirá a pedirme que sea su novia; los recuerdos de nuestra ultima salida vienen a mi mente, ese beso sorpresivo que finalmente se animó a darme. Escucho una puerta cerrarse a mi espalda, ¡no lo puedo creer, es esa tipa!, no la soporto, sé que no tiene la culpa pero es que a mi no me cae en gracia que haya salido con el hombre con el que ahora salgo. Escucho su caminar seguro pasar tras de mí, espero con mis compañeras de trabajo, ya me despedí 3 veces y ella sigue esperando el ascensor, pero yo ¡no pienso subir con ella!, la ultima vez que nos topamos el ambiente era demasiado tenso, odio tener que ver su sonrisa fingida. Me pregunto si sabe quién soy, quizá no, después de todo fue ella quien lo dejó, no tendría por qué odiarme por estar con él, y sé que yo tampoco tendría que odiarla, pero es que no la soporto, simplemente no la soporto. El bip de la puerta del elevador cerrándose me hace darme cuenta de algo, ellos se encontrarán abajo. ¡Joder! ¿Debería correr escaleras abajo para llegar primero? Sé que él aún la quiere, pero no se atrevería a irse con ella… ¿o si? No, ella no lo quiere, se irá.
¡Qué ansiedad mientras espero el siguiente ascensor, joder, qué nervios, y mi mente no me ayuda, imagino la escena, no, no puede hacerme esto!, ya han pasado muchos meses desde que no están juntos, pero… aquellos mensajes en su celular, recientemente han estado en contacto, eso creo, aunque él dijo que no. Por fin llego abajo, alcanzo a ver el carro y respiro más tranquila, tengo que llegar a él, no la veo por aquí, seguro se fue.
Él
98 días y contando desde que Sandra se fue. Siempre esperé encontrármela para saludarla casualmente y preguntarle ¿cómo has estado?, pero ella nunca aparecía, comencé a venir a menudo al edificio donde trabaja para verla, aunque fuera en la distancia, porque ella no quería verme a mí. Culpa mía, debí ser más cuidadoso, quizá de esa manera ella seguiría a mi lado, aunque así no habría conocido a Tali, es una chica linda, es cariñosa, pero aun no puedo enamorarme de ella, no debí besarla aquel día, me hizo añorar aún más a Sandra.
Miro por el retrovisor, ¿es ella o la estoy imaginando como de costumbre?, su hermosa silueta se dirige hacia aquí, bajo las ventanas y de pronto está parada a un lado del carro, y yo no me lo creo.
– Tienes 30 segundos para decidir, ¿la esperas a ella o te vas conmigo?
¿Es enserio? -me pregunto sin poder articular palabra alguna.
Continuará…
Vaya tensión, cada personaje tiene una pieza del puzzle y las tres están entremezcladas. Ninguno es el bueno o el malo por eso la situación es complicada y no se puede tomar partido por nadie, como la vida misma 🙂
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Exacto!!! Esperemos la segunda parte 🙂
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Wow!
La idea de que sea contado desde los tres puntos de vista, me encanta!
Esto me recuerda… ” Caperucita siempre sera la inocente del cuento, si no escuchamos la versión del lobo “
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Exacto… una misma escena es diferente para cada persona, sólo quien lo vive sabe lo que siente realmente. 😊 gracias por tu comentario… mañana la segunda parte.
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❤ Lo espero ansiosa!
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Gracias 🙂
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Con gusto! ❤
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